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Documenta y Observa

Alguna vez se han preguntado ¿por qué hoy todo funcionó bien? y otros ¿por qué hoy todo parece molestarle a mi hijo?

Yo como su mamá /papá quiero facilitarle todo y me siento desgraciada si se pone a llorar o tiene una rabieta. Me siento frustrada pues es imposible poner remedio a una situación si no sabemos qué está pasando.

Todas las personas tenemos días buenos y días digamos menos buenos. Eso es normal. Pero los sube y baja de comportamiento en nuestros hijos TEA muchas veces tienen otras razones que son prácticamente imposibles de discernir si no documentamos y comenzamos a ver patrones de comportamiento.

Les voy a dar un ejemplo. Un peque TEA es mellizo y su hermana es neurotípica. Los hermanos se llevan bien, juegan mucho juntos, les gusta dibujar pero hay días cuando el hermanito está muy enojado, grita, exige, llora si no se le dá lo que quiere inmediatamente y dos o tres días después está de nuevo como corderito… sin siquiera parecer acordarse de los días anteriores.

Sus papás, abuelos, tíos, y maestros no se explican el por qué de esos picos de ansiedad y enojo. Según ellos, nada ha cambiado. “Así es él” es como intentan aceptarlo, y viven con miedo del próximo día malo.

Estos papás vienen a consulta y les propongo comenzar una bitácora donde apuntan qué días se presentan los momentos malos, qué sucedió antes, cómo reaccionamos después. También anotamos qué comió cada día, si tomó o no sus suplementos, si hubo algún reporte de algo especial en el cole o en casa.

La bitácora la llenan al final del día antes de lavarse los dientes. Así se aseguran no olvidarla.

El hecho de tener que escribir me obliga a tomar algo de distancia. Tengo que observar qué pasó, qué había sucedido antes, cómo está físicamente (pálido, con orejas rojas, vientre inflado, débil) y cómo está reaccionando (enojado, triste, tranquilo, feliz, eufórico). También anoto si fué al baño bien, si tuvimos accidentes en la noche o cualquier otro dato donde veo cambios en mi hijo.

El valor de la bitácora no se aprecia hasta que tengamos por lo menos un par de semanas.

Comenzamos a ver relaciones que no habíamos visto antes como podría ser:

– Hmm al día siguiente que come plátano tenemos un día malo…
– Hmm cada 28 días sin falta tenemos un día que no duerme
– Hmm después que hubo la fumigación en la escuela comenzó a tener granitos en la piel
– Hmm se pone pálido y después tenemos una crisis de gritos…
– Hmm siempre se queja cuando está en el salón B

Una vez que comenzamos a tener esas pistas tenemos algo que seguir e investigar. Aquí les voy a dejar algunos ejemplos de cosas reales que hemos descubierto gracias a la bitácora:

– Las crisis 20 minutos antes de la hora del almuerzo era azúcar baja (hipoglicemia), lo resolvimos cambiando la dieta (agregando un poco más de grasa para evitar una caída rápida de azúcar) y participando en el primer periodo de almuerzo en el cole en lugar del último.
– Falta de sueño, comportamiento agresivo que se repetía cada luna llena eran parásitos intestinales.
– Un peque con algo de sobrepeso que siempre se quejaba al entrar a un salón de clase descubrimos un CLAVO que sobresalía de la sillita donde hacía terapia. Los niños más delgados sabían evitarlo, él no podía. Le pinchaba la piernita y no sabía explicarlo…
– El ruido del camión de la basura que llegaba una vez por semana aterraba a otra nena en la madrugada. Ponerle un generador de ruido “gris” le resolvió los terrores nocturnos semanales.

Como podemos ver, muchos temas pueden afectar a nuestros hijos TEA. Pueden ser biomédicos, de comportamiento, sensoriales, o resultado del estrés (suyo o nuestro). Para poder ser eficaces como guías, padres, maestros y terapeutas tenemos que tomar distancia, observar lo que está sucediendo, documentar conscientemente buscando esos patrones que nos den pistas acerca de lo que afecta al chico con TEA.

La otra ventaja de tomar distancia y documentar es que nos permite ser eficaces y precisos cuando hablamos con profesionales que nos puedan ayudar. Como padres hay que recordar que el profesional ve a muchos chicos, y cada chico presenta síntomas de modo diferente. Si le decimos al médico “sigue haciendo rabietas”, esa información no le dice nada. No sabe si “rabieta” para este chico en particular es activa (gritos, patadas, mordidas, jaloneos), o pasiva (tirarse al suelo y no moverse), no sabe si dura 2 minutos o 1 hora, no sabe si mide el peligro o si se comporta de modo diferente con mamá que con papá o el abuelo.

Si nosotros mantenemos una bitácora y vamos anotando cambios, observaciones y nos mantenemos con un poco de distancia para poder verdaderamente observar, seremos capaces de mejor comunicar lo que sucede y ayudar a encontrar cuál es la causa del comportamiento inapropiado, y en conocimiento de causa resolver el tema que molesta a mi hijo.

Otra cosa que debemos tomar en cuenta es cómo estoy yo en mis interacciones con mi hijo. Recordemos que son espejos nuestros. Si estoy nerviosa, él lo está también. Si estoy triste, él lo detecta.

Muchas veces pensamos que ellos no saben qué está sucediendo a su alrededor pero eso es falso. Lo saben y actúan en consecuencia.

Una bitácora puede ser una libreta, un archivo de excel o word, una carpeta con hojas. Lo más útil para mí ha sido un formato donde puedo apuntar semana con semana y comparar semana con semana.

Tener información nos permite avanzar, nos dá temas que mejorar, dónde trabajar y dónde celebrar. Mejorar un comportamiento inapropiado gracias a nuestra observación es regalar calidad de vida a quien más queremos.

Comparte con nosotros algo que hayas aprendido/descubierto gracias a tus notas.

Paty de la Garza

Para consultas privadas: bienestaryautismo@gmail.com o what’s app +32 492 499 459

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