EPIGENÉTICA DEL AUTISMO
La etiología de los trastornos generalizados del desarrollo (espectro autista), a excepción del síndrome de Rett (que al parecer ya no entra en los TEA), es desconocida y no tienen hasta la fecha ningún marcador biológico.
El término de herencia compleja hace referencia a aquellas enfermedades que están causadas por la adición de pequeñas alteraciones en distintos genes, llamados genes de susceptibilidad, no patológicas en sí mismas, pero que tienen relación con el medio ambiente.
De manera que el conjunto de factores genéticos de riesgo y un ambiente propicio, favorecerá la aparición de la enfermedad.
Las alteraciones genéticas que subyacen a la patología suelen ser polimorfismos que alteran solo de forma leve la función de proteínas concretas y muchos de ellos se encuentran en la región reguladora de los genes, en regiones no codificantes, por lo que el estudio sobre su efecto en la expresión del gen o la función de la proteína es de difícil abordaje.
A menudo se atribuye a Conrad Waddington (1905-1975) la acuñación del término “epigenética” en el año 1942 como “la rama de la biología que estudia las interacciones causales entre los genes y sus productos que dan lugar al fenotipo”.
El campo de la epigenética ha surgido como un puente entre las influencias genéticas y ambientales. En el siglo XXI, la definición más comúnmente encontrada del término epigenética es “el estudio de cambios heredables en la función génica que se producen sin un cambio en la secuencia del ADN”.
Existen muchos tipos de modificaciones (polimorfismos) entre las que se encuentran la metilación, la acetilación, la ubiquitinación, la fosforilación y la sumoilación. No obstante, la mayor parte de los estudios se han centrado en la metilación del ADN y en la acetilación de las histonas.
Las historias médicas y los estudios familiares demuestran que algunos de los síntomas parecidos al autismo –como un retraso en el desarrollo del lenguaje– ocurren más a menudo en padres o en hermanos adultos de personas con autismo que en familias que no tienen miembros autísticos. Ya que los miembros de una misma familia tienen secuencias genéticas similares, estos estudios sugieren que esas secuencias están vinculadas al autismo. Una modificación diferente en esa secuencia puede hacer que los síntomas del autismo sean más serios. Puede ser una sustitución, una inserción etc.
Veamos en un ejemplo simple, como pequeños cambios, es decir, sólo en una de las letras, puede cambiar el sentido de la frase, si estos cambios son acumulativos, el cambio puede ser drástico e irreversible:
No esperamos encontrar que un solo gen causa el autismo. Debido a las diferencias en los síntomas de las personas, pensamos que el autismo es el resultado de muchos genes interactuando entre ellos.
En este momento en todo el mundo, algunos niños nacen con una susceptibilidad genética a desarrollar Autismo, sobre todo en los primeros años de vida. Lo anterior se debe muy probablemente a todas las pequeñas modificaciones en el ADN que se acumularon en estos pacientes.
Ahora sabemos que la expresión de los genes puedes ser modificado por factores tan simples como la dieta. Conocemos casos de hermanos gemelos idénticos y que por alguna causa fueron separados en la infancia temprana. El desarrollo de los hermanos resultó drásticamente diferente, debido a los cambios medioambientales a los que se expusieron. Si tan sólo de alguna manera, conociéramos la mayoría de los SNP’s involucrados en el Autismo y si de alguna manera también, conociéramos como regular su expresión, podríamos muy probablemente revertir el daño parcial o totalmente. Habría que seguir el siguiente modelo descrito en las siguientes figuras: